domingo, 19 de febrero de 2012

 

EL VIEJO JUEZ


      Es ésta una novela con un entramado complejo; por un lado, nos encontramos con la descripción de la trayectoria vital de un octogenario juez británico en los últimos años de su vida; y, por otro lado, sus recuerdos, que regresan a su mente en determinados momentos y pugnan por salir del profundo pozo de su memoria. Ello unido a la forma en que está escrita, narración en tercera persona, con saltos temporales, alternancia entre el presente y pasado (infancia malaya, ausencia de la madre, lejanía del padre, viaje a Inglaterra, distintos colegios, las familias que lo acogen, el amigo de su niñez y juventud...) hacen de la novela un libro muy interesante. Esta escrita de una forma brillante y el lector no se pierde, porque la estructura está muy bien lograda. Es un libro de lectura lenta pero con ritmo acompasado que te sitúa con meticulosidad en las situaciones. 
     En el libro se describe un panorama desolador de la infancia y juventud de una generación perdida para el amor y los sentimientos afectivos,  los llamados "Huerfanos del Imperio", una generación que murió en la guerra o acabó dispersa y denostada.
     Sir Edward Feathers, apodado Filth, está retratado por la autora, Jane Gardam, muy amablemente. El personaje, que al principio aparece como un anodino vejestorio, resulta ser portador de un pasado turbulento con un secreto inconfesable que le crea un complejo de culpa y que finalmente saca a la luz gracias a sus dos primas, Babs y Claire. En el mundo de la abogacía lo recuerdan por sus magnificas actuaciones en juicios, por su trabajo en Hong Kong, por su impecable trayectoria al que se le debe la Ley Anticontaminación (Ley Feathers) sin embargo lo consideran fuera de circulación, una pieza de museo a la que no ha ocurrido nada "Nada de Nada".
    La conclusión a la que se llega en el Club es la de que en los recuerdos más significativos de Fith aparece siempre la incomunicación y el sentimiento de no estar nunca en el sitio y lugar adecuado, es un destierro permanente.Y, en cuanto al amor, no estuvo enamorado de Betty, pero tampoco se le ve incapaz de sentir y así aparece su relación con Isabel, su amor juvenil que va revelando paulatinamente.
    Jane Gardam está considerada como una escritora de reconocido prestigio entre los críticos y lectores de habla inglesa.

MONTSE




2 comentarios:

  1. Acabo de leer tu entrada y,aunque ya hace casi dos meses que lo leímos, parece que fue ayer cuando dejé al viejo Sir Edward Feathers, viajando de Oriente a Occidente, reflejo de esta vida que llevamos, siempre de la Ceca a la Meca, sin arraigar en ningún sitio -real o metafórico-.

    El libro me ha emocionado porque refleja unos personajes castrados desde la infancia e incapacitados para amar, y cómo esos seres organizan su vida para intentar, con esa desventaja de partida, ser felices.

    Me ha encantado tu comentario, y me veo identificada en algunas de las consideraciones que haces. Muchas gracias Montse, y a por el próximo¡¡.

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  2. Yo también creo que esos personajes, unos niños sacados de su entorno y de su ámbito familiar, que reciben esa educación tan austera lejos de su familia, tienen cierta incapacidad o limitación para "sentir". Está en consonancia con el tono distante de la narración, que por otra parte recuerda el carácter flemático de los británicos. Quizá por eso hayan sido uno de los imperios más extensos y poderosos en el mundo.
    Me ha llamado la atención un detalle curioso, que los espejos retrovisores de los coches se inventaran a partir de los espejitos de las polveras femeninas. Es muy sugerente la idea...

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